Tercera cultura

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Snow (1977) y Brockam (1996) hacen referencia al término Tercera Cultura, pero con matices bien diferentes. Ambos coinciden en la necesidad un paradigma que esté en medio de la dicotomía Ciencias y Letras. Sin embargo, el enfoque de cada uno es distinto. 

Por un lado, Snow (1977) considera que la necesidad es que las dos culturas (literaria y científica) se comuniquen. Esa comunicación sería la tercera cultura. La falta de comunicación estaría perjudicando al mundo científico y el desarrollo de una ansiada revolución científica.  

Por su parte, Brockman (1996) establece que esa tercera cultura debe consistir en un nuevo tipo de intelectual que aglutine el conocimiento literario y científico. Por ello, busca sustituir al intelectual clásico por un nuevo tipo de pensador que “redefina quienes y lo que somos” (Brockman, 1996, p. 17). Además, este autor no habla de la mejora de la condición humana a través de la ciencia, sino de esa nueva cultura que se imponga a las existentes, especialmente la literaria. 

En definitiva, estamos ante dos visiones de un mismo concepto, la tercera cultura, que debe sustituir a la eterna división entre ciencia y literatura. Es, además, una distinción hoy día porque la ciencia no deja de ser una actividad humana influenciada por aspectos que trascienden de la propia ciencia positivista y que necesita de la cultura literaria para su desarrollo pleno. 

Referencias:

Brockman, J. (1996). La tercera cultura. Más allá de la revolución científica. Barcelona: Tusquets

Snow, C. P. (1977). Las dos culturas y un segundo enfoque. Madrid: Alianza.